Por segundo año consecutivo, la empresa social Cambá trabaja, junto al Diario Tiempo Argentino, en el desarrollo de un micrositio denominado Nosotras Paramos, el cual tiene como objetivo cubrir el Paro Internacional de Mujeres y todas las actividades que se realizarán el en el marco del #8M.
Cuenta Neto Licursi, socio de Cambá, que esta iniciativa nació en 2017, cuando se acercaron a los compañeros y compañeras del medio autogestionado para conocer más sobre el proceso de recuperación de la empresa y para dar una mano en lo que se necesite.
“Más tarde nos enteramos de que tenían intenciones de hacer un micrositio para la cobertura del Paro de Mujeres y ofrecimos nuestra colaboración para implementar WordPress, un software libre que permite gestionar contenidos”, explica.
A la hora de hacer un balance sobre esta experiencia, el compañero sostiene que siempre es positivo sumar tiempo, esfuerzo y recursos en los movimientos que proponen cambios en los paradigmas a través de los cuales se construye la sociedad. “Es indudable que este sistema patriarcal y capitalista en el que vivimos produce infinidad de injusticias y atenta contra el desarrollo de la humanidad. En ese sentido, el movimiento de mujeres viene cuestionando, generando cambios, sacudiendo valores y creemos que el hecho de que los medios cooperativos sean el vehículo de comunicación agrega mucho valor a la lucha”.
En esta línea, María Belén Sánchez, socia de la cooperativa de tecnología, afirma que es importante que el sector del cooperativismo aporte desde su trabajo a este tipo de iniciativas, “porque es parte de nuestra forma de trabajo colaborar con proyectos que tienen fines transformadores de las cosas que no nos gustan. Al mismo tiempo, creemos que está bueno poder aportar desde dónde sabemos, en este caso con la tecnología, porque tiene que ver con lo que nosotros creemos y con cómo trabajamos: de manera colaborativa, estableciendo nuevas formas de vincularnos, armando redes de acción. En definitiva, en estas acciones, afianzamos y evidenciamos el rol político que juegan las empresas, en este caso las cooperativas”.
Por su parte, Neto coincide que las empresas de la Eonomía Social tienen que ser agentes de cambio y desarrollo. “Y es a través de nuestros valores que lo hacemos: la colaboración, la libre circulación del conocimiento, pensar en una economía de la abundancia en lugar de la escasez… y, sobre todo, tener la sensibilidad de pensar un mundo donde quepan muchos mundos (como dicen los zapatistas). Entonces, acompañar e incluso motorizar este tipo de movimientos, es una reacción natural. Vamos por una sociedad distinta, por una economía distinta”.
A la hora de reflexionar sobre el rol de la mujer dentro del cooperativismo Belén piensa que se dan las mismas lógicas con respecto al resto de la sociedad pero con la diferencia de que el potencial transformador es una realidad tangente. “Hay lógicas que operan invisibilizadas en las relaciones sociales que el cooperativismo replica, sólo por ser parte de la sociedad. Pero en ese sentido, al hablar de empresas autogestionadas por sus trabajadores y trabajadoras, que propician la construcción de nuevas formas de trabajo y relaciones sociales, creo que el cooperativismo tiene la obligación política de pensarse y re pensarse en torno a qué prácticas cotidianas vínculadas a la desigualdad reproduce”.
En relación a este punto la compañera ejemplifica “una discusión fructífera en este sentido, tiene que ver con las licencias de maternidad y paternidad o las discusiones en torno a la cantidad de mujeres que se expulsaron del sector y que hoy están volviendo lentamente a ocupar roles operativos. Inclusive pensar el lugar de la mujer en los diferentes roles sociales que ocupa es pensar y revisar nuestras propias prácticas como sujetos. Los espacios democráticos de las cooperativas son espacios naturales de discusión de ideas, proponerse que en esos espacios exista una perspectiva de género es uno de los avances más grande que debemos perseguir, porque a partir de ahí, todo tiene la proyección de ser transforma