Como representantes de la Mesa de Géneros de la Federación de Cooperativas que nuclea al sector informático queremos manifestar nuestra solidaridad con las personas que denunciaron bajo el hashtag #estafADAs una serie de situaciones condenables y cuestionables por parte de la organización sin fines de lucro que lleva adelante la academia ADA IT.
ADA IT es una organización cuyo propósito declarado es empoderar a través de la tecnología. Dictan cursos de programación solo para mujeres que cuestan $80000, con la opción de un “pago diferido” (solo para los cursos presenciales, no online) en caso de que gracias al curso la egresada que no puede pagar el monto total consiga un empleo en tecnología.
A lo largo de estas semanas nos enteramos de que esta empresa está lejos de ser color de rosa: entre algunas de las situaciones cotidianas muy preocupantes que las perjudicadas se animaron a denunciar, se encuentran:
Docentes sin preparación pedagógica y sin capacidad ni actitud para evacuar las dudas de las estudiantes, generando una enorme brecha entre las que pueden seguir el desarrollo de los contenidos y las que necesitan más apoyo.
Falta de docentes y cambio del equipo a lo largo de la cursada.
Profesores que acosaban o se insinuaban a las estudiantes al acercarse a responder consultas.
Culpabilización de las propias estudiantes cuando pedían que les explicaran aquello que no entendían y exposición delante de sus propias compañeras.
Uso sin consentimiento de sus imágenes en las redes sociales de ADA con fines publicitarios.
Parcialidad y favoritismo para el “job placement”: a las estudiantes que más publicidad hacían para ADA, más entrevistas con empresas les conseguían.
Nos parece preocupante en primer lugar que utilicen el discurso del empoderamiento de las mujeres para ofrecer cursos destinados al aprendizaje de herramientas informáticas en períodos irrealizables, depositando la culpa y la frustración del lado de las personas que confiaron en el espacio para aprender (y que invirtieron grandes cantidades de tiempo y de dinero para ello).
Por otra parte, bajo la premisa de otorgar oportunidades laborales dentro del rubro IT ADA ha recurrido a viejas prácticas que no hacen más que reproducir las desigualdades y la explotación en favor de las grandes empresas, como por ejemplo la realización de trabajos prácticos dentro de las mismas como condición para finalizar el curso, además de la retención de un porcentaje considerable del sueldo durante varios meses para las personas que hayan aplicado al “pago diferido” (recordar que apenas la persona consigue trabajo tiene un puesto junior y debe descontar un cuarto de su sueldo no hace más que empeorar el escenario).
Entre algunas de las consecuencias condenables de esta serie de desmanejos, se encuentra el efecto exactamente opuesto al propósito que ADA IT dice perseguir: las estudiantes se llevan una imagen pésima de la industria, reproducen el mito de la desarrolladora como una persona con capacidades excepcionales a nivel intelectual y finalmente alimentan niveles de frustración que terminan alejando a las mujeres del ámbito de la tecnología.
En este contexto, desde la Mesa de Género de FACTTIC queremos decirles que los saberes técnicos sí las empoderan, que necesitamos que las mujeres incrementemos nuestra participación y que existen otras formas y otros contextos donde aprender no se vuelva una carga inmanejable (intelectual, emocional y/o monetaria).
Queremos contarles que las empresas con estructura vertical y donde gobierna el discurso de la meritocracia no son las únicas que desarrollan tecnología, existen otras formas de organizarse y autogestionarse el trabajo y nosotras somos parte de esas alternativas.
Además de ser trabajadoras de cooperativas, muchas formamos parte de comunidades donde siempre estamos dispuestas a ayudar a quienes recién se inician en el camino de la tecnología y brindar contención en el marco de un sector que sabemos que todavía reproduce las peores lógicas del heteropatriarcado.
Por eso queremos que sepan que cuentan con nosotras.